06 Ago VERANO: DIVORCIOS Y CRIMINALIDAD
Con la llegada del verano aumentan los divorcios y la criminalidad.
Llegan las merecidas y esperadas vacaciones estivales y, con ellas, cada vez más, aumentan los problemas familiares. Hasta hace unos años, los mayores índices de rupturas conyugales se producían justo al finalizar las vacaciones de verano que, muy lejos de suponer un período de descanso y desconexión, implica el tener que soportar una intensa y continua convivencia.
El verano es la época del año donde disponemos de más tiempo para compartir en familia y este roce, muchas veces, no hace el cariño, sino todo lo contrario, provoca discusiones, dudas, los problemas se hacen visibles y no sabemos enfrentarnos de forma asertiva a la nueva situación, de ahí que proyectemos en el otro la frustración que sentimos. Pensar que las vacaciones pueden fortalecer una relación quebrada es tan erróneo como la idea de tener un hijo como solución a los problemas conyugales. Durante todo el año, mantenemos unos hábitos y rutinas diarias, estrés, exceso de trabajo, obligaciones, vida social,… que nos impiden tener una convivencia familiar amplia y ser conscientes de la verdadera problemática que presenta el matrimonio. En el momento que salimos de nuestra rutina, pueden aparecer nuestros problemas. Recordemos que somos una sociedad hedonista.
No obstante, en los últimos años se ha producido un cambio progresivo en el momento de formalizar la ruptura. Cada vez más llegan a nuestro despacho clientes que quieren plantear su divorcio justo antes de comenzar las vacaciones estivales, con el único objetivo de evitar esa convivencia que se vaticina imposible. Otro momento clave en el que aumentan las demandas de divorcio se produce justo al finalizar las Navidades, período en el que cobran protagonismo las múltiples comidas de empresa y las incómodas, muchas veces, comidas familiares que facilitan la interferencia de otras personas en el núcleo de la pareja.
Con la llegada del verano, no sólo aumentan los divorcios, sino que las subidas de las temperaturas determinan que aumente también la delincuencia y criminalidad. La temperatura ambiental influye en el comportamiento humano y en el estado anímico. Concretamente, con las altas temperaturas aumentan los delitos violentos y se acentúa la agresividad. El calor nos irrita y despierta nuestra agresividad, por eso aumentan los delitos violentos e incluso los suicidios. Recordemos que los crímenes más violentos se han cometido en plenas olas de calor.
Ya lo indicaba William Shakespeare en su obra “Romeo y Julieta”, Act 3, Escena 1: «Amigo Mercutio, pienso que es mejor que nos moderemos, porque hace bastante calor, y los Capuletos andan exaltados, y ya sabes que en verano hierve mucho la sangre».
También en este período vacacional hay que tener presentes a los «amantes de lo ajeno» y tomar las debidas precauciones a la hora de abandonar la vivienda. No está de más tener sumo cuidado con la publicidad que hacemos en redes sociales sobre el destino de nuestras vacaciones y duración de las mismas, y evitar sobretodo la «retransmisión inmediata». Cuantas menos pistas se le den a los «cacos» mejor para nosotros.
Controlemos nuestros impulsos veraniegos, seamos cautos y disfrutemos de las vacaciones estivales.
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